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Fue una casualidad que aquella noche dejara el teléfono móvil encendido. Era algo que nunca hacía. Y fue una llamada de Juanjo la que me despertó. Un atentado en Madrid. Muy gordo. Bajé al salón y allí ya estaban Davide, José Manuel, Luis y Fabio viendo la tele. Anne fue la última en despertarse y se incorporó más tarde. Hablaban de muchos muertos y yo les dije a mis compañeros de piso que las estimaciones siempre resultaban exageradas. Que ya verían como al final no iban a ser tantos. Salí a la calle con esa sensación de incredulidad, y me fui al banco a solucionar un problema que tenía con la tarjeta. En el mostrador, el cajero tenía una pequeña radio. Y allí me enteré que los muertos eran más de cien.
Fue una mañana de móviles. Gente llamándome y muchos familiares, amigos y conocidos de mis padres llamando a casa de mis padres preguntando por mí. Fui siempre reacio a tener móvil pero uno de tantos motivos para transigir en ello al venirme a Madrid fue la idea de un atentado terrorista. Hace años ya, en uno de mis viajes a Madrid me encontré con que ETA había puesto una bomba en la plaza de Callao. Uno de esos lugares por los que siempre pasaba yendo o viniendo de la FNAC. Viniéndome a vivir en Madrid la posibilidad de que algo así ocurriera entraba en el cálculo de probabilidades. Cálculos de los que nunca hablé con mis padres. Leí en algún sitio hace ya tiempo que el boom de los móviles en Israel tenía que ver con la necesidad de la gente de tranquilizar a sus familiares tan pronto sucedía un atentado. Pero temiendo uno, jamás me imaginé el 11-M.
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Un día de junio de 2001 me harté de estudiar. Era mi segundo año de carrera y ya me estaba empezando a cansar de la carrera. Me aburrían las asignaturas obligatorias y quería dedicarme a leer de los temas que me interesaban o por los que sentía curiosidad. Fue una tarde en la biblioteca de mi facultad. Estaba estudiando, no recuerdo bien para qué asignatura, cuando cogí los apuntes, los hice a un lado en la mesa y me fui a la estantaría a buscar algún libro con el que evadirme. Cogí El Gran Tablero Mundial de Zigniew Brzezinski (Paidós, 1998) y empecé a leerlo. A la mierda con el examen.
Me llamó la atención la importancia que le daba el autor, un antiguo consejero de seguridad de la administración Carter, a los intereses geoestratégicos de EE.UU. en Asia Central. Cuando lo terminé, aún en plena época de exámenes, tirando del hilo seguí con Los talibán de Ahmed Rashid (Península, 2001). Me terminé aprendiendo el mosaico étnico afgano (pashtunes durranis, pashuntes gilghazi, hazaras, tayikos, uzbekos, etc...) y leí sobre el origen de Al Qaeda y el papel de Osama Bin Laden en la guerra de Afganistán. Sobre Bin Laden había leído por primera vez en 1996 en la revista "Time", en aquellos tiempos en que estaba suscrito para mejorar mi inglés. Un artículo, por cierto, traducido a los pocos días por El País y cuyo recorte aún guardo en casa.
En el segundo cuatrimestre tuve al menos una asignatura que me había gustado y a partir de la cual tuve la idea de algún día hacer un trabajo sobre los conflictos armados en el mundo en desarrollo tras el fin de la Guerra Fría. Lo que es ahora mi tesina del máster. Entablé una buena relación con el profresor de aquella asignatura, experto en Oriente Medio. Ya en el primer cuatrimestre había impartido varios temas de Sociología Política, y me había llamado mucho la atención el que dedicó al terrorismo. Así que varias veces hablamos de terrorismo y Al Qaeda. Recuerdo perfectamente el día que mencionamos la iniciativa de defensa antimisiles balísticos de la Administración Bush y cómo suponía un error al no entender que la principal amenaza de EE.UU. era un macroatentado cometido por terroristas islamistas. Y recuerdo que dije algo así como: "EE.UU. se va a gastar un montón de dinero en defenderse del puñado de misiles nucleares que puedan construir los coreanos o los iraníes, cuando el peligro está en que le cuelen un maletín nuclear".
Tampoco olvido que la primera semana de clase tras la Semana Santa, mi profesor había invitado a Gemma Martín Muñoz a impartir una conferencia sobre los movimientos islamistas en la que ambos bromearon con que Bin Laden era un invento de la CNN. El rollito posmoderno de ella no me convenció, y más cuando no respondió yéndose por las ramas a las preguntas, las mismas que yo me estaba haciendo, que otros profesores le plantearon. Y recuerdo hasta el día de la semana que era porque aquella Semana Santa fue en la que arrancó mi relación con una persona de la que en la primera etapa de este blog di buena cuenta de las cicatrices que dejó en mi vida. Tras la conferencia de Gemma Martín Muñoz accedió a llevarme a casa. Yo no sabía a dónde iba lo nuestro. Si es que acaso había empezado algo entre nosotros. Y aquella noche en una conversación fugaz arrancó todo, tal como ella me recordó un día haciéndome enlazar los dos recuerdos.
En septiembre de aquel año, justo en la madrugada antes de un examen de una asignatura anual y troncal decidí no presentarme. Eran las tres de la madrugada y no lo había preparado nada bien. Estaba cansado, y aunque me levantara muy temprano no tendría tiempo material de estudiar todos los temas que me quedaba por meterme en la cabeza. Estaba solo en casa y mi cuarto tenía tal desorden que me fui a la cama de mis padres. Estuve durmiendo hasta bien tarde. Como estaba solo en casa no hubo quien me desperatara. Cuando abrí los ojos y por el patio llegaba el sonido de la televisión del vecino. Algo grave había pasado. No sé por qué entendí Moscú o Rusia. Algo muy gordo. Pensé en los chechenos. ¿Un atentado nuclear? Bajé las escaleras y encendí la televisión. Puse Antena 3 y ya no me levanté de sillón hasta eso de las siete de la tarde. Era el 11 de septiembre. 11 de septiembre de 2001.
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Siempre he encontrado una extraña paradoja en el hecho de sentirme tan solo y en ser incapaz de encontrar nadie con quien impartir mis inquietudes, teniendo en cuenta las cosas que me interesan. Soy alguien que devora con pasión libros sobre lo que pasa en el mundo y no puede vivir sin estar al tanto a las noticias. En más de una ocasión he vuelto a casa de un viaje o una acampada y he cogido la pila de periódicos viejos para enterarme que había sucedido en todos aquellos días mientras estuve desconectado del mundo. En diciembre conté cómo teniendo que conectarme en casa de mis padres vía módem a Internet y sin tarifa plana intentaba controlar el gasto pero me llevababa horas de navegación sentirme informado cada día.
Muchas veces he llegado a clase asombrado o preocupado por algo que he visto en las noticias y me he encontrado que nadie se ha enterado. Y cuando he reprochado a alguien por no interesarse por lo que pasa en el mundo he terminado escuchando frases como "¿y a mi en qué me afecta lo que pasa al otro lado del planeta?".
Así a ojos de la mayoría soy un tonto por dedicar tiempo y energías en mi vida en entender lo que pasa en países que mucha gente no sabría situar en una mapa. Desde fuera, simplemente resulto ser alguien que dedica mucho tiempo a los libros, a Internet, a leer. Y la paradoja está en que cuanto más trato de entender el mundo en que vivo, menos me siento parte de él, menos entiendo las claves cotidianas de los demás. Casi pareciera que leer sobre la composiciòn étnica de Afganistán, las raíces del conflicto en algún país del África subsahariana o el proceso de construcción europea es una forma de huir del propio mundo.
Y entonces llegó el 11 de septiembre.
Durante las siguientes semanas por las páginas de opinión de "El País" desfilaron politólogos, sociólogos, antropólogos, filósofos, humanistas y ensayistas en general. Alguien proclamó el retorno de la política, tras toda una década de oir hablar nada más que de nueva economía, fin de las ideologías y globalización, cuando algunos proclamaban décadas de prosperidad sin fin. Leí que en EE.UU. se habian multiplicado las ventas de libros sobre el Islam y el fundamentalismo islámico. Pero aún así, se trataba de un problema lejano, que habia afectado a EE.UU. y se prolongaba en Afganistán e Irak.
Y entonces llegó el 11-M.
Me había encontrado con el tema del fundamentalismo islámico en mis lecturas para la tesina del máster. Y un día varias bombas mataron a cerca de 200 personas en la ciudad en que la vivo. Algunos de aquellos terroristas no eran lumpenproletariat resentidos con odio de clase contra el país que los habia acogido. Se habían radicalizado politicamente una vez llegados aquí. El mensaje de peace & love, de "papeles para todos" y "multiculturalismo" no pareció cambiar los planes de aquellos que viviendo entre nosotros querían hacernos saltar por los aires. Había demasiadas preguntas para las que no tenía respuesta.
Fue leyendo la Bitácora de las Indias Electrónicas lo que me abrió los ojos a nuevos marcos de análisis. En aquel momento, tras el 11-M, fue cuando las piezas encajaron y se me ocurrió el proyecto al que dedicaré tan pronto termine con la tesina del máster. Todo aquello que era un pasatiempo, una dedicación de ratón de biblioteca se convirtió de pronto en algo crucial en nuestras vidas, en algo personal.
Maravilloso este post Lobo,más tú que nunca.Nunca dejes de hacerlo ni de compartirlo.
Hoy, tanto el metro como el cercanias guardaba un silencio, se respiraba tristeza, miedo y a la vez odio.
Odio por nuestras perdidas, rabia por querer que hacer volver con nosotros a aquellos que perdimos, conocidos y no conocidos.
X Hoy lloramos todos, hoy España LLora entera...X
"En ese tren ibamos TODOS"
Hoy me he levantado tarde, como siempre. Hace días que no leía tu blog por lo que hoy me he empapado de todo lo que has escrito estos días. Tienes razón, a Ricardo Ortega lo dejaron tirado y siguen vendiendo documentales, imágenes, testimonios... y a mí tampoco me da la gana que sigan en esa dirección sin dar una respuesta sólida y no sensacionalista.
Y tampoco admito lo que hoy está sucediendo. Han prohibido emitir aquellas imágenes para evitar acrecentar el daño; hace un año eso parecía no importar, 24 horas repitiendo las mismas imágenes y días posteriores similares (y a eso llaman informar). Claro, y ahora es para evitar más dolor, cuando no hace falta cerrar los ojos para ver esas secuencias otra vez.
No obstante, si es legal y necesario para estos medios informativos rescatar todos los testimonios de todas y cada una de las personas cercanas o no al atentado, al sufrimiento...Volverán a ser 24 horas, pero no de información (al menos en los medios a los que me refiero), volverán a ser sensacionalistas... VOLVERÁN
Magnífico texto, Lobo. Ubicarse es difícil, pero la culpa es tuya, amigo, a ver, ¿eres capaz de decirme la alineación del Madrid contra la Juventus? ¿No? ¿Ves? Es que eres tú quien te marginas. Lee más el marca... ;-)
Más en serio, los "raros" movemos el mundo. P'lante !!
"No esta lloviendo, madrid esta llorando"
pueril: "Siempre he encontrado una extraña paradoja en el hecho de sentirme tan solo y en ser incapaz de encontrar nadie con quien impartir mis inquietudes", "Soy alguien que devora con pasión libros sobre lo que pasa en el mundo y no puede vivir sin estar al tanto a las noticias", "Muchas veces he llegado a clase asombrado o preocupado por algo que he visto en las noticias y me he encontrado que nadie se ha enterado", "Así a ojos de la mayoría soy un tonto por dedicar tiempo y energías en mi vida en entender lo que pasa", "mucha gente no sabría situar en una mapa" esos países, "simplemente resulto ser alguien que dedica mucho tiempo a los libros, a Internet, a leer".
Qué soberbia. Menos mal que, con los años, dejarás de poner por escrito estas barbaridades. Aunque es probable que las sigas pensando.
Maduro (y creo que con tu edad no tan ensoberbecido ni tan pagado de mí mismo).
Di que sí, Maduro. Tú eres un hombretón. Tú sí que sabes...
Trasto: Más aún. Un día en TV sin corte ni mosca pusieron las imágenes de las cámaras de seguridad en Atocha: Un bola de fuego que se veía como se tragaba la gente. Todo por nuestra información, claro.
Daniel: Me has pillado. Viendo en TV la propaganda esa en que varias personas de distintas edades van repitiendo de carrerilla la alineación de su equipo favorito me hizo dar cuenta... ¡yo jamás he memorizado algo así! Cuando era pequeño era del Real Madrid. En casa tengo un banderín con la foto de los jugadores. Uno de ellos es Del Bosque. Imagínate...
Vaya... esto es lo que Rafa Marin (www.crisei.com) llama un Troll. Todo blog que se precie debe tener uno (o dos...)
Error, el blog de Rafael Marín es http://crisei.blogalia.com. Disculpen...
Algunos, si nos conectamos a la Red, es porque ella es la antena y nosotros receptores y transmisores. Cualquier cosa que pasa la vemos no como "algo al otro lado del mundo", si no que lo relacionamos, analizamos deducimos y nos encantaría compartirlo con alguien inteligente para buscar pautas, leyes de relación, y en mi caso avisar y preveer, pues mi trabajo es antiterrorismo. Tienes razón, querido Lobo, no cambies, haz caso a este "inmaduro" de 49 tacos,a quien no le interesa en absoluto el fútbol ;-)
Espero que puedas cumplir tus deseos y nos sigas iluminando sobre el tema tan bien como hasta ahora.