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En los últimos días me he encontrado en las noticias de casi todas las cadenas de TV la "información" del estreno de la última película de Pixar. Sucede siempre de igual manera con las películas protagonizadas por estrellas de Hollywood. Es una práctica que se ha extendido en los últimos años. En medio de las noticias "culturales", tras hablar de la inaguración de un nueva sede del Instituto Cervantes o una exposición temporal en el Prado, nos informan del paso por España de alguna estrella de Hollywood para promocionar su última película. En este caso se trata de dibujos animados. Pero la sensación de tomadura de pelo es igual. ¿Quién elige entre la decena de estrenos de cine aquellos de los que se habla? Lo digo porque tiene una predilección por el cine de lo más comercial. ¿O es que hemos llegado a la venta de espacios de publicidad en los telediarios y yo sin enterarme?
Por ahí he leo de vez en cuando diatribas contra el cine europeo y el español en particular en defensa del libre mercado y del espectador. Ya saben, el público escoge libremente lo que quiere porque millones de moscas no pueden estar equivocadas. Es una mera cuestión de números. El mercado interno de EE.UU. es tan grande que una productora se puede permitir hacer grandes produciones y tras recuperar su inversión y ganar lo suficiente lanzar grandes campañas de publicidad. Además controlan todo el proceso: Distribuidoras, canales de TV, salas de cine, etc.
Para una productora española la solución ante la fuerza del enemigo es unirse a él. En una coproducción con Sogecine tendrás el apoyo de Vivendi Universal y Canal+. Esto significa que las revistas "Cinemanía" y "El País Semanal" dedicarán espacio a la película. La protagonista femenina saldrá en plan tía buenorra en la portada del suplemento "El País de las Tentaciones", y de paso nos contará que practica Tai Chi para relajarse y que la parte de su cuerpo que menos le gusta son los dedos de sus pies. La veremos además, acompañada del director, en "Lo más +". ¿Quién no se habrá enterado por aquel entonces cuál es la película del momento?
El resultado de todo esto es que en nuestro imaginario colectivo se nos han metido los Estados Unidos y sus películas. La serie de TV "El Comisario" resultaba chocante en un principio porque estábamos más acostumbrados a que en una serie así el protagonista fuera irlandés y pateara las calles de Nueva York con un compañero negro. Una película sobre la crisis del islote Perejil que arrancara con unos planos de una bandera española al viento nos parecería una actualización del No-Do pero fuimos a ver en tropel "Salvar al soldado Ryan" que quitando el desembarco no es para nada una gran película. Y después de todo estos años nos conocemos el recitado que ha de hacer todo policía de los derechos de un detenido en función de la ley Miranda, pero excepto los estudiantes o licenciados en Derecho en este país nadie conoce el artículo 520º de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (Sí, en España también tenemos derecho a permanecer en silencio y a un abogado).
El cine refleja nuestra manera de mirar el mundo. Y si no existe un cine español y europeo será como hacerlo con los ojos de otros. "Torrente" siendo una comedia fue un éxito de tal calibre porque sólo otro español nos podía hacer reir de esa manera. El cine comercial de Hollywood es al cine europeo lo que McDonald's a la dieta mediterránea. Nos tragamos su mierda mientras ellos consumen como esquisitez lo que despreciamos de nosotros mismos por ignorancia. ¿O es que a alguien le ha gustado más los remakes Made In Hollwood de "Abre los ojos" o "Nikita" que sus originales?
[Ah, por cierto. Del cine español hablamos otro día]
Pasa lo mismo con la sección de libros y música de cualquier periódico. Realmente no hay ninguna diferencia entre los folletos publicitarios de Carrefour que me meten en el buzón y la crítica literaria o musical de los periódicos. Su objetivo es vender determinado producto.
Saludos
Oye!!,que bien buena estaba la protagonista de "Nikita" :-)
Hombre, hablas de las actrices francesas: Isabelle Adjani, Sophie Marceau, Emmanuelle Beart, Juliette Binoche... ¡No hay color!.