i El Lobo Estepario - Todo lo que siempre quiso saber sobre las fiestas Erasmus y nunca se atrevió a preguntar


12 de Junio 2005

Todo lo que siempre quiso saber sobre las fiestas Erasmus y nunca se atrevió a preguntar

Publicado 12 de Junio 2005 a las 08:41 PM

A estas alturas todo el mundo debería haberse dado cuenta que me he mudado a un nuevo blog. Supongo que quedan algunos despistados que no han actualizado sus enlaces y también hay gente que llega aquí vía Google. En su momento buscabas "lobo estepario" y este blog era lo primera que aparecía.

Tuve claro en su momento que no quería que este blog desapareciera. Aunque soy amante de los borrones y cuenta nueva, aquí queda como archivo de mis palabras al viento. Y ya puestos a conservarlo, me apetecía de vez en cuando soltar alguno de esos soliloquios míos que hacen sonreir a gente como Träne.

La cuestión es que era una noche de viernes en el último año de carrera. Estaba en la parada del autobús con intenciones de volver a casa. Y allí me encontré con un francés Erasmus al que conocía por haber coincidido en una asignatura cuatrimestral. Me contó que se iba a una fiesta Erasmus no muy lejos de mi casa en el piso de otro estudiante extranjero. No tenía la suficiente confianza para acoplarme y autoinvitarme a la fiesta, y de todas formas me tenía que ir a casa. Al día siguiente me tenía que levantar temprano para poder encontrar sitio en una de las pocas salas de estudio que abría los fines de semana. Concentrarme estudiando en casa me resulta imposible, así que madrugar era para mí la diferencia entre tener posibilidades de pillar un hueco y estudiar de forma intensiva para el examen del lunes, o directamente suspender. Me despedí de él y me quedé con una sensación extraña. El mundo de los Erasmus, visto de fuera, tenía para mí las mismas resonancias míticas que para la mayoría: Chicas extranjeras, fiestas y desenfreno. Y yo sin embargo, apegado a mi sentido del deber y mis estudios. El difícil camino largo. Entonces llegué a Madrid...

Antes de la gran limpieza de octubre de 2004 había contado que vivo en un piso grande que funciona casi casi como una residencia de estudiantes. Hay ocho habitaciones y por aquí han pasado en casi dos años estudiantes de ambos sexos de Francia, Bélgica, Italia, Alemania, Grecia Hungría, Bulgaria, EE.UU., México, Cuba, Panamá, Chile y Taiwán. Nuestro casero tiene un piso igual en el mismo bloque de viviendas, y según temporadas establecemos vínculos con los estudiantes del otro piso, con lo que podría sumar otros países como Austria, Polonia, Bolivia, Brasil, Suecia.. (Para los curiosos: Sí. SuecAs y brasileñAs).

No hay nada como ver la cara de la gente cuando estando en casa de mis padres de vacaciones lo cuento. Allá Madrid tiene resonancias míticas. La gran Ciudad. O aquí mismo en Madrid cuando lo cuento a honrados padres de familia o treinteañeros liados con hipotecas. Siempre los mismos comentarios de "cabroncete, quién pudiera...". Si ellos supieran lo que sé yo...

Para empezar como todo el mundo sabe el programa Erasmus es un camelo. El español se estudia en el mejor de los casos como segunda o tercera lengua en algunos países. Así que los guiris llegan aquí chapurreando el español, con lo que los profesores les bajan el listón para no provocar una escabechina. Como además vienen a cursar 25 créditos en un año apenas tienen clase (yo en los dos últimos años de carrera no bajé de los 80 créditos por curso).A eso añadamos que como las becas son irrisorias, si vienen es porque sus familias se lo pueden sufragar. Tenemos entonces una pandilla de pijos guays que chapurrean español y con mucho tiempo libre.

Tú llegas el viernes por la noche al piso con la mochila a reventar con los doce libros que te permite sacar el carnet de investigador de la universidad porque tienes que presentar un trabajo para el lunes y te los encuentras preparando la mochila porque al día siguiente se van a Granada, Segovia o esquiar a la sierra. O sea, ¿sabes?

Cuando llegan, al no saber español andan todos algo perdidos y terminan formando una piña. Su mundo es muy endogámico. A sus fiestas sólo tienen acceso otros Erasmus, los guays de la facultad y pringadillos españoles sólo si viven en el piso. ¡Ahí entro yo!

He perdido la cuenta de los viernes en la que las hormonas de mis compañeros de piso están por las nubes: ¡Tío, tío! ¡Que van a venir chicas al piso! ¡Chicas Erasmus!. Pobrecillos. Porque cuando entran las Brigitte, Helen y Sophie de turno por su boca sólo salen: "Fiesta", "siesta", "flamenco", "mañana" y "una cerveza, por favor". El pésimo nivel de inglés con el que sale el españolito medio del instituto hace estragos.

Al final, yo que me defiendo bastante bien, consigo mi minuto de gloria.
Tía guiri: Hi!
Lobo: Hello! What's your name?
Tía guiri: Julie.
Lobo: What do you study?
Tía guiri: Bussiness Management. And you?
Lobo: Well, I attended last year a master programme on Development Studies and International Aid. And now I'm writing my master thesis. It's a [b]theoretical framework of the armed conflicts in the underveloped countries after the end of the Cold War[/b].
Tía guiri [con cara de asustada]: Eh... Well... Where's the toilet?
FIN DE LA HISTORIA

No sé quién nos metió en la cabeza que los españoles resultábamos simpáticos
y exóticos a las nórdicas. Pura leyenda urbana. 30 años después del boom del turismo en España, estamos más vistos que los capítulos de Los Simpson que Antena 3 emite una y otra vez. Y si a eso le sumamos que la ola de inmigración que aquí es una novedad allí la han vivido desde hace ya una década, para ser exótico hay que irse bastante lejos. De hecho, la francesa de mi piso invitó una vez a cenar a su amiga sueca y a unos obreros de la construcción peruanos sin papeles. ¡Superad eso!

Y luego hay algo con la que mayoría de los españoles no contaban: Klaus, Arnold y Harald. Una fiesta Erasmus no sólo implica chicas. Evidentemente. Y ahí tienes a unos fulanos de dos metros, que estudian dos carreras a la vez, capitanes de sus equipos universitarios de voleybol o waterpolo, hablan cinco idiomas (y algo de japonés de cuando se enrollaron con una modelo japonesa mientras hacían prácticas de empresa en Milán), han estado ya en cerca de 30 países y tienen a un corro de chicas mirando en la pantallita LCD de su cámara digital de 1.000 euros las fotos de su escapada de fin de semana a Marrakesh.

Nunca falla. A la media hora de la fiesta el grupillo de españoles estamos refugiados en la cocina, atrincherados en torno a la nevera donde guardamos las bebidas. ¿Será que nadie es profeta en su tierra?

Commentarios

Los habemos despistaos a posta :P.

Buenisimo tio, pero... teniendo bebidas, para que se quieren mujeres???

(NO, no contestes xD).

Posted by Träne at 24 de Junio 2005 a las 01:43 PM

Salí de Espanya huyendo de algo que facturé en el aeropuerto y se vino conmigo.
Aquí, en Copenhagen, el tiempo ha corrido lento, casi agónico. Los noes han sido una constante. Creo que me piro a otra parte.
Ahora que sé que dejo Dinamarca en veinte días, estoy más tranquilo.
Un amigo acaba de llegar y me recuerda a mí mismo tres meses atrás. Lleno de fuerza. Pero... Cuarenta y ocho horas después de aterrizar, cenaba a cuerpo de rey con tres danesas veinteañeras. Como si nada.
Sarah es la llave que abre la puerta de una ciudad que yo vi tras los cristales, que existía y a la que no tuve acceso. Mi amigo tiene la llave en el bolsillo. Sarah, encantada con su estancia erasmus en Espanya, se había divertido y quiere participar de los espanyoles en Dinamarca. Mi amigo me lleva a la fiesta de bienvenida de Sarah, donde asistimos a un pase de modelos de danesas en ropa interior. Tanguitas y sujetadores por el suelo. Sarah, una danesa que da dos besos para saludar. Una danesa latinizada.
En la fiesta hay gente hablando y riendo. Mi amigo, con su inglés de C.O.U, se entiende con todo el mundo. Sobre todo con ellas. Pide algo para fumar. Alguien le dice que no, lo habitual en Copenhagen. Los noes. Pero esta vez había una llave mágica. Poco después, el mismo que negó, ofrece un porro hecho y listo para fumar. Con simpatía, inglés chapucero y la llave mágica pululando, los noes son síes. Yo miro a mi alrededor. Llegué aquí sin conocer nada ni nadie y fracasé en casi todos mis planes. En cambio mi amigo ya está triunfando en todos y cada uno de sus planes. La llave es la diferencia.

Posted by Dani at 12 de Julio 2005 a las 06:18 PM

Publicar un comentario










¿Recordar para la próxima vez?